Los probióticos son microorganismos que, cuando se administran en cantidades adecuadas, confieren un beneficio a la salud del huésped, según la definición oficial de la Organización Mundial de la Salud (OMS). Su principal función es restaurar y equilibrar la microbiota intestinal, mejorar la barrera intestinal, modular el sistema inmune y favorecer la digestión.

Su efectividad depende de la cepa específica, la dosis y la viabilidad del microorganismo.

Los prebióticos son tipos de fibra no digerible que actúan como alimento selectivo para ciertas bacterias beneficiosas en el intestino, estimulando su crecimiento y actividad. Según la ISAPP (International Scientific Association for Probiotics and Prebiotics), deben tener efectos clínicamente comprobados.

Ejemplos comunes incluyen la inulina, los fructooligosacáridos (FOS) y la fibra de linaza.

Una fórmula simbiótica combina probióticos y prebióticos, diseñada para actuar de forma sinérgica (juntos). Los prebióticos nutren específicamente a los probióticos administrados, aumentando su supervivencia, colonización y efectividad en el intestino.

Elegir un buen probiótico requiere mirar más allá del empaque. Debe contar con respaldo científico, dosis efectiva, transparencia en la formulación y certificaciones sanitarias. Estos son los aspectos clave que debes tener en cuenta:

1. Cepas específicas con evidencia clínica
Un probiótico de calidad debe declarar la cepa completa, no solo el género y la especie. La evidencia científica es específica por cepa, no genérica.

Algunas de las cepas más estudiadas en salud digestiva incluyen:

• Lactobacillus rhamnosus GG
• Lactobacillus plantarum 299v
• Bifidobacterium longum
• Bifidobacterium infantis
• Lactobacillus reuteri

Todas ellas han demostrado beneficios en el síndrome de intestino irritable, recuperación post-antibiótico, inflamación intestinal y regulación inmunológica.

2. Dosis efectiva y viabilidad

La mayoría de estudios clínicos respaldan una dosis mínima de 10⁹ UFC por día. En Moolic, nuestras fórmulas ofrecen 50 mil millones de UFC por dosis (2 cápsulas), garantizando una alta concentración de cepas vivas y viables hasta su llegada al intestino.

3. Fórmulas completas y transparentes

Busca productos que detallen cada cepa y su concentración, sin mezclas propietarias que oculten información. Además, los mejores probióticos combinan probióticos + prebióticos, formando una fórmula simbiótica que potencia la acción de las bacterias beneficiosas.

4. Certificaciones sanitarias y respaldo médico

Elige probióticos avalados por entidades regulatorias como INVIMA o FDA. En Moolic, nuestras fórmulas están desarrolladas por médicos especialistas en metabolismo y nutrición clínica, y cuentan con registro INVIMA y cumplimiento de estándares FDA, lo que garantiza calidad, seguridad y evidencia.

En Moolic, combinamos cepas clínicamente validadas como Lactobacillus rhamnosus GG, L. plantarum 299v, B. longum, L. reuteri, B. infantis, entre otras, junto a inulina, linaza y zinc. El resultado: una fórmula simbiótica avanzada que actúa de forma integral sobre la salud digestiva, el metabolismo y la función inmunológica.

Sí, puedes y de hecho es lo ideal. La línea Daily D-Gest Probióticos y la Fibra Daily D-Gest han sido diseñadas para actuar de forma complementaria. Mientras los probióticos modulan la microbiota intestinal, la fibra prebiótica aporta el sustrato necesario para que estas bacterias crezcan y se mantengan activas.

Juntas, favorecen una mejor digestión, reducen la inflamación intestinal y potencian la salud metabólica.

Los efectos de los probióticos pueden variar según la cepa y el objetivo clínico, pero en general:

• Mejoras digestivas leves: (menos gases, mejor tránsito): entre 3 y 7 días.
• Cambios en microbiota e inflamación intestinal: requieren entre 3 y 8 semanas de uso continuo.
• Beneficios inmunológicos o metabólicos: pueden observarse a partir de las 4 a 12 semanas, dependiendo de la persona.

La clave está en la constancia. Los beneficios más significativos se ven con el uso diario y sostenido.